FUEGO
Atesoramos
el fuego más que el amor o la comida,
caliente,
vertiginoso, pero arde si lo tocas.
No
deberíamos
juntar
nuestro amor, o nuestra benevolencia, ni nada de eso,
porque seguro obtendríamos muchísimas mentiras,
sino
nuestro fuego, nuestro fuego elemental
para que
llameante al espacio vacío se lance como un falo
y fecunde
el cenit y el nadir
y arroje
infinitas chispas de átomos nuevos
y nos
achicharre, y deje la casa hecha cenizas.
Traducción de
Carmen Vasco ©