martes, 16 de octubre de 2012

Más DH Lawrence


FUEGO

Atesoramos el fuego más que el amor o la comida,  
caliente, vertiginoso, pero arde si lo tocas.          

No deberíamos
juntar nuestro amor, o nuestra benevolencia, ni nada de eso,     
porque seguro obtendríamos muchísimas mentiras,  
sino nuestro fuego, nuestro fuego elemental
para que llameante al espacio vacío se lance como un falo
y fecunde el cenit y el nadir
y arroje infinitas chispas de átomos nuevos
y nos achicharre, y deje la casa hecha cenizas.

Traducción de Carmen Vasco  ©

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